Hablar del tabaco en el embarazo es fundamental porque, aunque la mayoría de mujeres sabe que no es recomendable, aún existe una tendencia a restarle importancia. Comentarios como “solo fumo un par al día” o “si lo dejo, me pongo más nerviosa” contribuyen a normalizar un hábito que puede afectar al desarrollo del bebé y a la salud materna.
La evidencia es clara: no existe una cantidad segura de tabaco durante el embarazo. Sin embargo, la información disponible a veces es confusa o contradictoria, lo que puede generar dudas o incluso culpa. Por eso es tan importante ofrecer una guía fiable y sencilla, que permita comprender los riesgos reales y tomar cartas en el asunto para vivir un embarazo más seguro.
Fumar en el embarazo es especialmente dañino porque las sustancias tóxicas del tabaco atraviesan la placenta y llegan al bebé en cuestión de segundos. La nicotina, el monóxido de carbono y miles de compuestos químicos reducen la cantidad de oxígeno disponible y alteran el funcionamiento normal de la placenta, que es la vía de alimentación y oxigenación del feto.
Estos dos efectos (menos oxígeno y peor circulación placentaria) crean un entorno que dificulta el correcto desarrollo del embarazo desde el primer momento. Incluso pequeñas cantidades de tabaco pueden provocar cambios en la vascularización uterina y en el intercambio de nutrientes.
Por eso, no existe una cantidad “segura” de cigarrillos durante la gestación: cualquier exposición puede afectar al bebé y a la evolución del embarazo. Dejar de fumar cuanto antes es una de las medidas más efectivas para proteger la salud materna y fetal.
La falta de oxigenación y la exposición a sustancias tóxicas del tabaco tienen consecuencias directas en el desarrollo, tanto durante la gestación como después del nacimiento. Los efectos más relevantes y respaldados por la evidencia científica son:
Bajo peso al nacer. Es uno de los riesgos más frecuentes. La restricción del crecimiento fetal se asocia a mayores complicaciones en el parto y durante las primeras semanas de vida.
Mayor riesgo de parto prematuro. La exposición al tabaco está relacionada con un mayor riesgo de nacimiento antes de las 37 semanas, lo que aumenta la probabilidad de problemas respiratorios, infecciones y dificultad para regular la temperatura.
Alteraciones en el desarrollo pulmonar. El tabaco puede interferir en la maduración de los pulmones, aumentando la probabilidad de dificultades respiratorias en los primeros meses y de enfermedades como asma durante la infancia.
Mayor riesgo de muerte súbita del lactante (SMSL). Los bebés de madres fumadoras tienen más probabilidades de sufrir este síndrome, especialmente durante los primeros seis meses de vida.
Problemas en el desarrollo neurológico. La exposición prenatal al tabaco se vincula con alteraciones en el neurodesarrollo: peor rendimiento cognitivo, dificultades de aprendizaje y mayor riesgo de trastornos de conducta.
Aumento de malformaciones congénitas específicas. Especialmente labio leporino y/o paladar hendido, cuya incidencia se ha observado más elevada en bebés expuestos al tabaco durante la gestación.
Mayor vulnerabilidad a enfermedades respiratorias en la infancia. Bronquiolitis, otitis recurrentes o mayor predisposición al asma, incluso en bebés que nunca han estado expuestos al humo tras nacer.
Fumar durante el embarazo no solo afecta al bebé: también aumenta de forma significativa el riesgo de complicaciones para la madre. Los riesgos más habituales son:
Mayor riesgo de placenta previa. La placenta puede implantarse en una posición anómala que dificulte el parto y aumente el riesgo de sangrado.
Riesgo elevado de desprendimiento prematuro de placenta. Se trata de una urgencia obstétrica en la que la placenta se separa antes de tiempo, comprometiendo la oxigenación del bebé y la salud de la madre.
Aumento de la presión arterial y problemas vasculares. El tabaco favorece la vasoconstricción y eleva la probabilidad de hipertensión gestacional y complicaciones como la preeclampsia.
Mayor probabilidad de complicaciones en el parto. Fumar se asocia a partos más complejos, con mayor necesidad de intervenciones y posibles dificultades para una correcta oxigenación durante el trabajo de parto.
Recuperación posparto más lenta. La cicatrización es menos eficiente en mujeres fumadoras, y la fatiga o los problemas respiratorios pueden retrasar la recuperación.
Reducción de la fertilidad previa al embarazo. El tabaco también puede haber dificultado el proceso de concepción debido a su impacto sobre la reserva ovárica y la calidad endometrial.
El tabaco pasivo (es decir, respirar el humo de cigarrillos encendidos o el humo exhalado por otras personas) también representa un riesgo importante durante el embarazo.
Aunque la madre no fume, el bebé puede verse igualmente expuesto a nicotina, monóxido de carbono y otras sustancias tóxicas, que atraviesan la placenta del mismo modo que ocurre con el tabaco activo.
Incluso exposiciones breves en espacios cerrados pueden elevar estos riesgos, por lo que es esencial que la embarazada evite ambientes con humo y pida apoyo a su entorno para mantener espacios libres de tabaco.
Si ya estás embarazada y sigues fumando, es importante que sepas algo fundamental: nunca es tarde para dejar de fumar. Incluso en el caso de embarazadas que fuman, dejar el tabaco en cualquier momento del embarazo aporta beneficios inmediatos tanto para la madre como para el bebé.
Es normal sentir culpa, preocupación o miedo a haber causado daño. Sin embargo, lo más importante es actuar desde ahora. El cuerpo tiene una gran capacidad de recuperación y el embarazo es un periodo en el que dejar de fumar genera cambios positivos casi de inmediato.
Si te cuesta dejarlo sola, busca apoyo. Contar con profesionales especializados (médicos, psicólogos y personal sanitario) puede marcar una gran diferencia tanto en el proceso como en el resultado.
El embarazo es un momento ideal para iniciar cambios de hábitos, y dejar el tabaco es uno de los más importantes y transformadores. Con apoyo profesional, información y acompañamiento emocional, es un objetivo completamente alcanzable. En IMF Easyfiv, clínicas de fertilidad en Madrid y Barcelona, acompañamos a cada paciente de manera personalizada para ayudarle a conseguir un embarazo más seguro y saludable. ¡Reserva ahora tu primera cita gratuita!